Lo que en épocas pasadas fue un lugar de castigo donde purgar los delitos, se ha convertido en una atracción turística. La cárcel de Broto esta situada en la margen izquierda del río Ara, dentro de la localidad que lleva su nombre.
La torre, que sirvió para defender el paso del puente sobre el río Ara (pero destruido durante las contiendas de la guerra civil y del que en la actualidad sólo se conserva el arranque de los estribos), fue destinada a prisión. Sus muros, negros por las hogueras que ahí se formaban para calentarse, sirvieron de soporte para los grabados realizados por los presos.
Los calabozos de la planta inferior poseen peores condiciones de habitabilidad, debido a la humedad y el frío que el río produce en su interior, además de las ya de por si duras condiciones atmosféricas de montaña. Probablemente, los presos más peligrosos fueran destinados a estas celdas, por los delitos más graves, los de sangre. Era casi imposible escapar de éste habitáculo y, además, las crecidas del Ara solían inundar la sala. Los presos estarían inmovilizados, estando colgados de brazos o muñecas, por medio de unas cadenas adosadas al muro, finalizadas en argollas, hecho que no ocurre en las estancias superiores.
Aparecen una gran variedad de imágenes de tema religioso, figuraciones animales con tortugas, peces, serpientes, extrañas aves, figuraciones geométricas e imágenes humanas, cuerpos enteros o rostros, calaveras y huesos.
En el año 2005, gracias al proyecto Continua Pirineum liderado por la Comarca de Sobrarbe, se realizó una restauración completa que permite en la actualidad disfrutar plenamente de la cárcel de Broto.
lunes, 28 de mayo de 2012
La Torre de la Cárcel (Broto)
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