El Alto Aragón ostenta el triste privilegio de ser la zona con más pueblos deshabitados dentro de los límites de su actual demarcación territorial. Lugares que se encuentran abandonados, donde desapareció toda presencia humana, si bien su espíritu pervive; lugares en una gran mayoría arruinados en los que, si todavía quedan en pie, se pueden apreciar las formas y características de la arquitectura popular.
La Solana, zona de valor histórico, se despobló principalmente por la construcción o el proyecto de un pantano. Además, la difícil vida en estas zonas de alta montaña, la inexistencia de vías de acceso y la imposibilidad de atender las necesidades mínimas, derivaron en la masiva despoblación y el consiguiente abandono de muchos pueblos del Sobrarbe.
Entre Lacort y Lavelilla se encuentra el Valle de la Solana y, entre ambos, las diferentes entradas para llegar a los pueblos que los configuraron. Aunque entre ruinas, aun existen.
Esta zona fue abandonada como consecuencia forzosa del ya mencionado pantano. Sus habitantes vieron el momento oportuno para dejar atrás sus casas y sus tierras, ante la incomunicación en la que se encontraban, ya que solo existían los viejos y poco reparados caminos de herradura.
Sin embargo, la Solana es un espacio único y sorprendente, pese a la desastrosa acción del hombre. Gracias a la sabia naturaleza, maravilla a quien se adentra en las profundidades de estas tierras.
Algunos datos se encuentran en el libro "Paisajes con Memoria", de José Luis Acin Fanlo y en el otro "La Solana, vida cotidiana en un Valle Aragonés", de Carlos Baselga Abril.
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