Así amanecía Broto esta mañana.
Después de la tormenta llegó la calma y los paisajes, después de una gran nevada, han amanecido con esta estampa. Me he puesto las botas y he ido a "estrenar" la nieve. Y mientras caminaba viendo las huellas de esta nieve virgen, los rayos de sol calentaban las montañas y la nieve iba cayendo de los árboles. ¡Qué contraste más agradable!
Detras de esta borda se asoma Oto, y desde esta posición me dirigo a subir a la ermita de Murillo, hundiéndome en la nieve recién caída.
Después de andar y desandar, acepto la soledad como única compañera. Incluso creo que cada vez me gusta mas la compañía de un silencio roto solamente de vez en cuando.
miércoles, 2 de febrero de 2011
Broto nevado
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