Una grandiosa encina da nombre a este bonito pueblo del Biello Sobrarbe. Ha sobrevivido durante mas de mil años y sus vecinos la han cuidado y venerado como un árbol sagrado, sellando pactos incluso matrimonios bajo la sombra de sus ramas.
Se necesitan cuatro o cinco personas para rodear su troco y tras cientos de años sigue produciendo abundante bellota.
Diámetro de copa : 28m.
Diámetro de la base: 1,75m.
Perímetro a 1,30m. de altura:7,56m.
Altura total: 16,5m.
Edad: 1000 años.
Cuentan que hace mucho tiempo, Lecina estaba rodeada por unos impenetrables y misteriosos bosques de encinas y robles, donde se ocultaban lobos, osos y también las brujas. Los vecinos temían a las brujas ya que les causaban crueles desgracias. Causaban la enfermedad y muerte a personas y animales, o les mandaman terribles tormentas que asolaban la localidad.Fuente Leyenda: http://bit.ly/1XpeAgr
Sin embargo las carrascas del bosque estaban contentas, tal era el temor de las gentes del lugar que no se atrevían a entrar en el bosque para hacer leña. Una de las más jóvenes de las cararscas no estaba muy contenta por la mala fama que tenía el bosque y sentía pena por los habitantes del pueblo. Tan disgutada estaba que no dejaba refugiarse en sus ramas a las brujas.
Por esta actitud eran frecuentes las discusiones con los demás árboles. Las brujas, que escucharon las protestas de la joven carrasca, decidieron irse a otro bosque y para agradecer el apoyo prestado por las más viejas les concedieron todo lo que desearan.
Las más presumidas quisieron que sus ramas y hojas fuesen de oro. Otras desearon desprender uno de los más deliciosos permufes, y el resto pidieron que sus hojas fuesen brillantes y de cristal. Sólo la pequeña carrasca quiso continuar siendo como siempre.
Las brujas les concedieron sus deseos. Al tercer día desde que las brujas abandonaron el bosque se desató una terrible tormenta de viento y nieve. Se repente las hojas de cristal cayeron al suelo hechas añicos y esos árboles terminaron muriendo.
Otro día, un pastor no pudo impedir que su rebaño se lanzara a comer las hojas aromáticas. Desde entonces, los habitantes, cortaron esas encinas para alimentar a sus ganados con las hojas. En el bosque solo quedaban, además de nuestra pequeña carrasca, los árboles convertidos en oro. Pronto fueron desmenuzados por ladrones y vecinos.
De todo ese impenetrable bosque solo quedaba nuestra pequeña carrasca, que desde entonces todos respetaron y no dejó de crecer.
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